25.11.06

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I


Los pies dispersos.
El corazón inmóvil.
Ausente.

Los ojos secos.
Las palabras
vacías,
sigilosas,
perennes
directo
hacia el abismo.

Madre,
abre tus alas.

Haz que todo vuele
sin que una brizna
de esta fauna citadina,
toque mi piel.



II



Lo confieso.
He sufrido
he muerto
y he resucitado;

Pero quién no lo ha hecho
alguna ves en esta tierra de fieras.



III



Los lobos navegan en el viento.

Madre, acurrúcame en tu seno
suave y sutil.
........-Tengo miedo-
Déjame dormir varios siglos
en tu piel irisada.

Cuando me veas madura,
lista para caminar
en estas calles de Dios.
Arráncame de tus entrañas,
y arrójame al viento,
que para entonces,
clamará mi nombre.



IV


Madre, ¡míralos!

Parecen dos niños;
dos extraños que juegan al amor:
un cordero y un lobo.

Madre, para qué mentirnos.
Son dos lobos hambrientos,
dos fieras que se destrozan
al caer la noche.



V



Deja que me coma las uñas.
los dedos,
las manos.

Así
poco a poco,
lentamente
deja que me coma entera.




VI



Madre, toma mi corazón,
es frío y duro cual roca.
Arráncalo de mi pecho.
Lánzalo a varias leguas de aquí.
........-no sirve-


Lo buscaré y me buscara,
y al reencontrarnos
seremos inmunes
uno del otro.




VII



La abuela ya no ríe
ya no llora
y su rostro es seco

..............-no me acostumbro a esa ausencia-

No la quiero ahí
inerte, inmóvil
sin Dios y sin Diablo

..............Triste

..............Sola





VIII


Mi piel
es una arma de dos filos;
aún trato de mantener
.......................el equilibrio.



IX



Me siento mal.

Madre,
dame unas palabras,
..........unos minutos
o un somnífero,
de esos
..........que duermen
..........que matan
..........el alma